La tutoría promueve, desde la voz y acción de los adolescentes, procesos de autoconocimiento, diálogo, reflexión, autorregulación, desarrollo de habilidades, asertividad, identificación de factores de riesgo y de protección, escucha activa con sus pares y tutor, los cuales coadyuvan en la convivencia y la conformación de su identidad.
sábado, 16 de enero de 2016
Una parábola muy cierta acerca de la verdad
Un Tonto compra en un mercado la Verdad. Es una adquisición muy buena. Solo paga por ella tres preguntas tontas, recibe un par de patadas a cambio y se va.
Pero es fácil de decir «se va». Porque cargar con una Verdad no es tan sencillo. El que lo haya intentado, entenderá. La Verdad es grande, y pesa mucho. ¿Cuánto puede aguantar uno cargándola?
Va el Tonto arrastrando su Verdad, y sufre. Pero le da pena tirarla. Sea como sea, ya está pagada.
Llega muy cansado a su casa.
— ¿Dónde andabas, Tonto? — de inmediato lo ataca con preguntas su esposa.
El Tonto le explica lo sucedido tal y como estuvo, solo no le puede aclarar una cosa: ¿para qué necesitaba la Verdad y cómo utilizarla?
Está la Verdad en la calle mientras el Tonto y su esposa deciden qué hacer con ella, cómo aplicarla en su vida cotidiana.
Lo analizan de una y otra manera, y no se les ocurre nada. ¡Simplemente no hay lugar para ella!
— Ve y vende tu Verdad -le dice la mujer al Tonto- No pidas mucho, que te den lo que te quieran dar. De todas maneras, no sirve de nada.
El Tonto arrastra su Verdad de vuelta al mercado. Se ubica en un lugar visible y empieza a anunciarla:
— ¡Verdad! ¡Se vende la Verdad! ¿Quién quiere la Verdad? ¡Aprovechen, está baratita!
Pero nadie se anima a comprarla.
— ¡Oigan, gente! — grita el Tonto. — ¡Compren la Verdad! ¡Se las doy casi regalada!
— ¿Y para qué? No necesitamos tu Verdad. Tenemos la nuestra, no comprada -le responde la gente-.
De pronto se le acerca al Tonto un Sabiondo. Mira la Verdad por todos lados y pregunta:
— Oye, chico, ¿a cómo das la Verdad?
— Pido muy poco por ella -se anima el Tonto-. Te la doy por un «gracias».
— ¿Por un «gracias»? -el Sabiondo empieza a hacer las cuentas-. No, sabes qué, es muy cara para mí.
De pronto se acerca otro Sabiondo que, al igual que el primero, dice que el precio está muy elevado. Se les ocurre entonces cooperar y comprar una Verdad para los dos. Y es exactamente lo que hacen.
Cortan la Verdad en dos partes. Resulta en dos verdades a medias, cada una de ellas más ligera y cómoda que la Verdad completa. Estas verdades a medias son una maravilla.
Van caminando los Sabiondos por el mercado, y todos los envidian. De pronto otros Sabiondos siguen su ejemplo y empiezan a fabricar verdades a medias.
Cortan los Sabiondos las Verdades, y se llenan de verdades a medias.
Ahora les es más fácil hablar entre sí.
Ahí donde uno tendría que decir: «¡Eres un desgraciado!» puede decir «Tienes un carácter complicado». A un insolente se le puede llamar juguetón; a un mentiroso, imaginativo.
¡Incluso a nuestro Tonto ya nadie le dice tonto!
Le dicen: «La persona que tiene otra forma de pensar».
Así es como cortan la Verdad.
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