lunes, 1 de febrero de 2016

Parabola corta 2. El maestro Nasreddin y beduinos sedientos de sangre


— Cuando estuve en un desierto, —dijo una vez el maestro Nasreddin— hice que corriera una estampida de beduinos temerosos sedientos de sangre.
— ¿Cómo lo hizo, maestro?
— Muy fácil. Simplemente me eché a correr y corrieron para atraparme.

1 comentario: