sábado, 27 de febrero de 2016

Algun dia los alumnos y alumnas bailaran con ese entusiasmo

Posted by Amor por México on jueves, 25 de febrero de 2016

Asi se hace la digestion en nuestro cuerpo

Asi se hace la digestión en nuestro organismo.

Posted by Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica on viernes, 26 de febrero de 2016

Extraordinario grupo musical

Posted by Renato Garofalo on miércoles, 24 de febrero de 2016

lunes, 8 de febrero de 2016

Asi afectan las redes sociales.


Mientras más navegues, menos duermes. Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh encontró que el uso de las redes sociales está vinculado con un mal sueño.
Los investigadores encuestaron a la gente sobre sus hábitos en las redes sociales y sobre la calidad de su sueño. Encontraron que mientras más revisas las actualizaciones y más tiempo pasas viéndolas, es más posible que tengas problemas para conciliar el sueño y para permanecer dormido. 
ASÍ AFECTAN LAS REDES SOCIALES TU SUEÑO
Una razón puede ser que algunas personas están tan enganchadas con las redes sociales que se desvelan navegando en Instagram o Facebook, comenta el doctor Brian Primack, coautor del estudio.
Las plataformas sociales están diseñadas para ser adictivas, comenta el doctor Primack. Cada actualización divertida e incluso los “likes” o “corazones” mandan un montón de endorfinas a tu cerebro, lo que te droga un poco.
Además, puedes actualizar tus estados constantemente y navegar entre ellos sin parar. Lo que hace difícil que hagas a un lado el teléfono para irte a dormir. Y si no te duermes de inmediato, una vez que logras dejarlo, es muy fácil que lo tomes cada cinco minutos para ver cuántos “likes” llevan la foto de tu feísimo perro.
Asimismo, está el problema de la luz azul. Los aparatos electrónicos como los celulares emiten luz azul, la cual interrumpe la producción de la melatonina, la hormona que te hace sentir sueño. 
Pero ¿cuánto es mucho? 
El estudio es preciso. La gente que pasó más de dos horas al día en las redes sociales, eran doblemente propensas a tener problemas de sueño que la gente que pasó media hora o menos en el celular. 
Y si revisas las actualizaciones de estado 60 veces o más a la semana, eres tres veces más propenso a tener problemas de sueño que quienes las revisan 8 o menos veces a la semana. 
Probablemente no contabilizas el tiempo que te la pasas en las redes sociales, sin embargo, es posible que sepas más o menos en dónde te encuentras. Y si te encuentras del lado de “demasiado tiempo en las redes sociales”, tal vez sea hora de mejorar tus hábitos. 
   Comienza haciendo un seguimiento de cuánto tiempo pasas en las redes sociales y trata de restringirte a solo 30 minutos al día. No pongas tu celular en la cama, es un lugar para dormir y tener relaciones sexuales, nada más. Pon tu teléfono del otro lado de la habitación para que no te sientas tentado a tomarlo una vez que estás entre las sábanas. 

lunes, 1 de febrero de 2016

Parabola corta 3: La chica del kimono de seda


Un día Ganzan y Ekido se encontraban caminando por un sendero sucio. Estaba lloviendo a cántaros. Al acercarse a la orilla de un río, encontraron a una chica en un kimono de seda que no podía cruzar el embravecido río. La chica era hermosa.
 
— Vamos, muchacha —dijo Ganzan inmediatemente-. La tomó en sus brazos y la llevó hacia la otra orilla.
 
Ekido no retomó la conversación y guardó silencio hasta la noche cuando llegaron a un templo. Ya no podía aguantar y enunció:
 
— Nosotros, los monjes, no debemos acercanos a las mujeres, y mucho menos si son tan jóvenes y hermosas, ¡pues es peligroso! ¿Por qué lo hiciste?
 
— Dejé a la chica allá, en el otro lado del río —contestó Ganzan— y tú la sigues cargando.

Fuentes: Moodrost

Parabola corta 2. El maestro Nasreddin y beduinos sedientos de sangre


— Cuando estuve en un desierto, —dijo una vez el maestro Nasreddin— hice que corriera una estampida de beduinos temerosos sedientos de sangre.
— ¿Cómo lo hizo, maestro?
— Muy fácil. Simplemente me eché a correr y corrieron para atraparme.

Parabola corta 1: Puente magico



Un campesino iba caminando con su hijo. El niño le estaba narrando algo a su padre, pero a la vez le decía mentiras. El campesino se percató de que su hijo lo estaba engañando. Entonces dijo:
 
— Ahora, hijito, nos estamos acercando a un puente. No es un puente ordinario, es mágico: se derrumba bajo aquellos que dicen mentiras.
 
El hijo se asustó y le confesó a su padre haberlo engañado.
El campesino y su niño entraron al puente, y de pronto se escuchó un tremendo ruido y el puente se cayó.
 
— Bueno, te engañé -aceptó el campesino cuando salieron del agua a las orillas-. Los puentes mágicos no existen.